Es probable que tu problema de peso no sea una cuestión de voluntad o disciplina, sino un desequilibrio hormonal. Mientras que muchos todavía piensan que perder peso es simplemente sobre fuerza de voluntad, comer menos y hacer más ejercicio, las últimas investigaciones sobre obesidad, indican que el problema es mucho más complejo, involucrando muchos factores. Impulsar las hormonas quemagrasa, puede ser una de las soluciones.

Vamos a reconocer primero algo que todos sabemos que es cierto: quemar grasa y perder peso es a menudo un esfuerzo (muy) difícil.
Numerosas razones existen para decirnos que este es el caso: la genética, la adicción a los alimentos, los alimentos procesados, los alimentos cargados de azúcar, las bebidas, etc. Recientemente, científicos han descubierto que factores hormonales, tienen un mayor papel en el almacenamiento de grasa, la quema y el mantenimiento de un peso saludable de lo que se pensaba anteriormente.
Es este último factor que vamos a discutir en este artículo. Más específicamente, hablaremos sobre cómo puede "encender" mecanismos hormonales que acelerarán el proceso de quemar grasa.
4 maneras de darles un impulso a las hormonas quemagrasa
1. Relájate
La mayoría de las personas tienen un trabajo exigente, obligaciones familiares y otras responsabilidades que limitan su tiempo libre. Cuando estamos en un estado constante de prisa, nuestro cerebro comenzará a estar en un modo de "luchar o huir", produciendo sentimientos de ansiedad, depresión, agotamiento e irritabilidad.
¿Qué hace todo este estrés? Libera la desagradable "hormona del estrés", el cortisol.
Entre otras cosas, el cortisol impulsa nuestro apetito, especialmente los alimentos que son dulces y saturados de "malos carbohidratos". Cuando obligamos a estos impulsos, nuestros niveles de insulina brevemente se elevan – y luego se desploman. El ciclo se repite hasta que el cuerpo y la mente están en un estado relajado.
"Grasa por estrés" es un término comúnmente utilizado en la comunidad médica. Esta grasa también tiende a instalarse en nuestros vientres.
Conoces tus límites – y sería sabio ser consciente de ellos. También conoces las cosas que te traen alegría, y debes rodearte con ellas de la manera que sea posible. Otros han recurrido a la meditación con mucho éxito. A otros les encanta recibir un masaje profundo. Haz lo que te hace sentir bien, tan a menudo como sea posible.
2. Entrar en una rutina de sueño
Aparte de cambiarnos a la versión malhumorada de nosotros mismos, el sueño inadecuado o la falta de una rutina de sueño (ambos suelen estar presentes), puede alterar negativamente el equilibrio de las hormonas responsables del metabolismo y los hábitos alimenticios.
En un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago, el autor principal del estudio, el Dr. Matthew Brady, afirmó que "las células grasas necesitan dormir para funcionar correctamente". Brady y su equipo, llegaron a esta conclusión monitoreando los niveles hormonales de 11 participantes, a los que primero se les permitió 8.5 horas de sueño durante varias noches, seguido de 4.5 horas de sueño durante el mismo período.
Los participantes, después de un período de sueño de corta duración, tuvieron una baja en la respuesta total de insulina en el cuerpo en un promedio de 16 por ciento. La sensibilidad a la insulina de las células grasas, disminuyó en un 30 por ciento.
La insulina, más que cualquier otro factor hormonal o fisiológico, afecta la capacidad del cuerpo para absorber o convertir la grasa. Cuando esta hormona no funciona adecuadamente, estamos más propensos a almacenar grasa que convertirla.
3. Cambiar los hábitos alimenticios
No es sorprendente que la dieta puede influir en las hormonas. Una dieta rica en frutas y verduras frescas, lácteos bajos en grasa (o ningún tipo de lácteo) y granos enteros, puede ayudar.
El cortisol y el azúcar en la sangre, son las principales razones aquí. Una dieta alta en fibra puede estabilizar el azúcar en la sangre – guisantes, frijoles, lentejas, brócoli y coles de Bruselas son excelentes fuentes de fibra. Mantente alejado de los carbohidratos complejos como el pan blanco y la pasta.

Cuando nuestro nivel de azúcar en la sangre es estable, el cerebro puede funcionar correctamente. Esto ayuda a mitigar los efectos secundarios que a menudo resultan de niveles bajos de azúcar en la sangre, como mareos, dolor de cabeza, niebla cerebral, ansiedad y nerviosismo. Por lo tanto, la importante hormona del cortisol no invade nuestros cuerpos.
4. Muévete
Una vez más, nada realmente innovador aquí. El ejercicio es aparentemente siempre una anécdota para casi todas las dolencias físicas y mentales, y optimizar tus hormonas que queman grasa, no es una excepción.
Tus músculos están cargados de receptores de insulina. Entre más masa muscular tengas y más calor generado de tus músculos de forma regular, más eficientemente usarás la insulina y quemarás carbohidratos y grasa corporal.
Una vez más, contrariamente a la creencia popular – y la creciente evidencia científica – no es necesario entrenar como un triatleta. 45 minutos de ejercicio ligero a moderado, 3 días a la semana (mínimo), es suficiente actividad para estimular y mantener los equilibrios de insulina.