La saliva es muy importante para la salud de nuestra boca y de nuestro aparato digestivo ya que se encarga de realizar muchas tareas para su correcto funcionamiento. Una de estas funciones es mantener en equilibrio el pH de la boca, es decir, la concentración de acidez o alcalinidad en esta zona. Cuando estos niveles de pH no se mantienen correctos suelen surgir algunos problemas en toda la boca, incluidos problemas en la placa dental. El primer síntoma que se suele tener cuando algo no va bien en la cavidad bucal es tener un sabor ácido en la saliva.
Si te preguntas "¿Por qué tengo la sáliva ácida?" en este momento, sigue leyendo este artículo y descubrirás cuáles pueden ser las posibles causas de este sabor tan poco agradable en tu boca.
Reflujo gastroesofágico
El reflujo gastroesofágico sucede cuando el esfínter esofágico inferior, ubicado en el diafragma para aislar el esófago del estómago, no se cierra correctamente y deja que los jugos del estómago vuelvan por el esófago. En ocasiones, dichos jugos se quedan en el esófago pero, en otras ocasiones, llegan hasta la boca lo que produce una desagradable saliva ácida y amarga que sería producida por el reflujo gastroesofágico. Si estás teniendo saliva ácida, esta puede ser un síntoma de que estás teniendo reflujo gastroesofágico, sobre todo si también experimentas algunos de estos síntomas:
Sensación de ardor en la garganta cuando los jugos llegan a la boca.
Dificultad para tragar.
Asma y tos crónica.
Dolor pulsatil en el pecho.
Dolor de garganta con frecuencia.

Síndrome de Sjögren
El Síndrome de Sjögren consiste en una enfermedad o trastorno del sistema inmunológico en la que se destruyen las glándulas encargadas de producir las lágrimas y la saliva, lo cual, provoca que tanto en los ojos como en la boca se produzca una resequedad. Este síndrome normalmente ataca a personas de 40 a 50 años, siendo las mujeres las más propensas a padecer este trastorno autoinmunitario. Si tienes la saliva ácida es muy probable que se produzca por la sequedad de tu boca a causa del síndrome de Sjögren. Otros síntomas que identifican este síndrome son:
Dificultad para tragar, sobre todo alimentos secos.
Saliva agria o ácida y espesa.
Aparición de úlceras bucales.
Inflamación en las encías.
Ganglios inflamados.
Fiebre y fatiga.

Xerostomía
La xerostomía consiste en la alteración del funcionamiento de las glándulas salivales que comienzan a producir vez menos saliva, lo cual, produce una sensación de sequedad en la boca. Este trastorno puede suceder por diversas situaciones como el estrés, la ansiedad, enfermedades como la diabetes, el consumo de tabaco, una mala alimentación y/o por la falta de algunos dientes.
La xerostomía suele manifestarse en un 20% de la población adulta con una edad de 18 a 30 años y en un 40% en personas con más 50 años, siendo las mujeres más propensas a padecer este trastorno que los hombres. Esta sensación de sequedad en la boca y el esfuerzo por producir más saliva puede causar que esta se vuelva ácida. Además, estos son los principales síntomas la xerostomía:
Sensación de ardor por la boca.
Labios y comisuras agrietadas.
Dificutad tanto para tragar como para masticar.
Saliva ácida y muy espesa.
Sensación de tener la lengua áspera.
Salvia ácida por la quimioterapia
La quimioterapia es un tratamiento muy agresivo que, en muchas ocasiones, puede llegar a producir diversos cambios en muchos tejidos y órganos de nuestro organismo. La quimioterapia que está dirigida en zonas como el cuello y la cabeza pueden producir algunos efectos negativos en la boca, sobre todo en las glándulas salivales, las cuales, pueden reducir la producción de saliva. Cuando las glándulas producen poca saliva, esta puede llevar demasiado ácido debido a que no están regulando correctamente el pH de la boca. Otros efectos secundarios en la boca a causa de la quimioterapia pueden ser:
La saliva ácida y además puede ser muy espesa o pegajosa.
Sensación de sequedad por toda la boca.
La falta de saliva también puede producir caries y otras infecciones bucales.
Mucositis oral o inflamación de las membranas mucosas bucales.
El sentido del gusto se ve disminuido.

Otras causas de la saliva ácida
Aunque lo comentado en los apartados anteriores son algunas de las principales causas que dan respuesta a la duda sobre "por qué tengo la saliva ácida", cabe destacar que existen otras muchas razones por las cuales esto puede suceder. Así, estas son otras causas de la saliva ácida:
Los alimentos y bebidas muy ácidas como el tomate, las naranjas y las bebidas carbonatadas pueden hacer que tu saliva esté más ácida.
Otra causa de la saliva ácida son los refrescos ricos en azúcares ya que, en el caso de tener alguna infección por bacterias en la boca, el azúcar puede hacer que aumente el nivel de bacterias y crear un sabor agrio en tu boca.
El consumo de tabaco puede hacer que tengas la saliva ácida ya que los fumadores producen mucho menos saliva que los no fumadores.
La mala higiene bucal y dental también es una causa de saliva ácida ya que es un condicionante para la aparición de bacterias en la boca.
Consejos para reducir la saliva ácida
Si tienes la saliva ácida y quieres mejorar este problema incómodo te recomendamos que prestes atención a los siguientes consejos para regular el pH de la boca y reducir la saliva ácida:
Comprueba el pH de tu boca con una tiras que miden el nivel de acidez pegándolas en la lengua. Si tu pH bucal es inferior a 7,0 significa que tienes saliva ácida. Estas tiras las podrás encontrar en las farmacias.
Consume alimentos y bebidas poco ácidos como almendras, bayas y otras frutas y verduras.
Aumenta tus niveles de calcio y magnesio ya que son nutrientes que mantienen los niveles de pH bucal en equilibrio.
Evita todos los refrescos y alimentos con un alto contenido en azúcar.
Además, será vital que consultes a tu médico para que te haga las pruebas necesarias para poder detectar cuál es el origen de tu problema y así poder tratarlo mejor.

Este artículo es meramente informativo, no tenemos facultad para recetar ningún tratamiento médico ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a acudir a un médico en el caso de presentar cualquier tipo de condición o malestar.